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Ignatius nació en una granja en las afueras de Florín. Sus principales pasatiempos eran comer panceta y atormentar al muchacho que vivía con él: "Puto inquilino, abrillanta mi silla de montar. Quiero ver mi rostro reflejado en ella."

sábado, junio 17, 2006

pequeñas miserias

Todo sucedió el jueves, que, no vamos a negarlo, empezó mal. La zorra de la alarma del móvil sonó inclemente a eso de las siete. Tras diez minutos de encarnizadas negociaciones, conseguí levantar mi cuerpo, cuya pesadez era toda una muestra de su escepticismo ante mis razonados argumentos sobre la necesidad de ir a currar ese día. Penosamente, me arrastré hasta el baño, donde conseguí la primera buena sensación del día mientras vaciaba la vejiga. Algo más animado, me dirigí a la cocina. Pero mi leve buen rollo, desapareció cuando escuché los guturales y calmados ronquidos de el puto inquilino. Con cierta mala hostia llegué al umbral de la cocina. El espectáculo era dantesco.

Supongo que debo hacer un inciso. Entre el puto inquilino y yo no es todo mal rollo. A veces podemos llevarnos bien e, incluso, hubo una época en la que se nos podía considerar amigos. Entre los acuerdos a los que llegamos sin necesidad de la ayuda de ningún abogado, estaba el contratar a una chica para que nos adecentara una vez a la semana la casa blanca. El día elegido es el jueves.

Como he escrito, el puto inquilino y yo a veces funcionamos como un equipo. A lo largo de nuestra penosa convivencia, hemos desarrollado una asombrosa habilidad para ensuciar todos los cacharros de la cocina durante el periodo reglamentario de siete días. Lo hacemos con tal precisión que, sin necesidad de acudir a métodos más sofisticados, se puede establecer en qué día concreto de la semana nos hallamos con un simple vistazo a la distribución de montones de vasos, tazas, platos, cazuelas, potes, cubiertos y demás utensilios culinarios usados en el interior de nuestra cocina.

La fotografía de aquella mañana no dejaba lugar a las dudas. Las torres de copas en equilibrios imposibles, los árboles de tenedores y cucharillas con sus espinosas ramas, las majestuosas plataformas de fuentes y boles, cubiertas de musgo y limo, los hongos tempranos asomando del líquido primordial que cubría parte de la olla a presión, la sangre, el sudor y las lágrimas, únicos restos del chorizo Palacios, coloreando los filos de una sucesión ordenadamente caótica de cuchillos de distintos tamaños, la tabla de cocina con una amalgama indescriptible de restos de ingredientes de las gastronomías de los lugares más remotos, eran prueba inequívoca de que el jueves era, sin discusión posible, jueves.

Sólo dos cucharillas habían sobrevivido a la hecatombe semanal. Sus brillos metálicos destacaban sobre el fondo de forma grotesca, como un personaje coloreado en una película en blanco y negro. Con cierta preocupación rebusqué en los armarios, preso de una sensación de fatalidad. Mis intentos confirmaron mis temores: no quedaba ningún recipiente limpio donde servirme el irrenunciable nesquick matinal. La sensación de mal rollo creció en mi interior y mi ira se focalizó en el leve eco del apacible dormir de el pobre puto inquilino. Una expresión de inmisericorde determinación iluminó mi rostro.

Con frialdad, cogí una taza, por cuyas paredes trepaban los restos del gazpacho saboreado un par de días antes. Con precisión de asesino profesional, conseguí limpiarla sin perturbar la inestable armonía de los cacharros que abarrotaban el fregadero. Despejé doce centímetros cuadrados de la mesa y, sin inmutarme, vertí la leche en la inmaculada taza, tomé una de las dos cucharillas, cogí el nesquick y me preparé el chocolatado refresco que necesito ingerir cada mañana. Después de saborearlo, como una máquina carente de sentimientos, encontré una zona casi despejada de la pila y coloqué los dos útiles gastronómicos que acababa de manchar, formando una nueva protuberancia en la extraña criatura que invadía nuestra cocina. Impasible, enfoqué mis ojos en la única cucharilla limpia. Con una sonrisa congelada, la tomé y encaminé mis pasos a los fogones, donde descansaba la olla a presión y su caldo primigenio. Dirigiendo una mirada de psicopata vengador hacia la habitación de el puto inquilino, creí captar el pacífico arrullo de su dormitar un segundo antes de que mis dedos dejaran caer la cucharilla en el heterogéneo líquido.

El resto del día fue estupendo.

17 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Mi querido ignatius , no se a que viene tanto llanto. En vez de quejarse , le aconsejo tomar de una vez el toro por los cuernos ,y poner en práctica la estrategia que todos tenemos en mente. ¿ por que no se baja a cualquiera de los bares que pueblan su barrio , y pide un desayuno ?

2:21 p. m.  
Blogger Ignatius said...

Por dos motivos, apreciado colignon:

1)por putear a el puto inquilino

2)por la penosa preponderancia del imperio colacao en los bares que rodean la casa blanca

4:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo aun iria mas lejos. Descartada la siempre honrosa salida "desayuno en el bar de abajo" por razones ideologicas, que tal comprar 6 cucharillas, 6 tazones y 6 vasos mas?. Podria funcionar...
Aunque si la cuestion es joder al puto inquilino, mejor dejar las cosas como estan.

10:44 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Buah... Esto no se soluciona ni con 100 cuberterías.
Mayormente porque tiene mucho más interés practicar la guerra abierta.
Y ahí estoy con puto inqulino, esté donde esté... (Además de dejar de pagarle el alquiler de la habitación del acoso, deberías ponerle chinchetas en la cama. ;-) Es sólo una idea...)

1:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estimados Ignatius y putoinquilino,

Me preocupan un poco la septicemia, el escorbuto y el botulismo. Hay que vigilar un poco los niveles de toxicidad de vuestra cocina, por si acaso.

De cualquier manera, dudo que hayáis conseguido una cocina tan sucia como la mía desde ayer. No sé muy bien cómo sucedió, pero estampé en la pared una fuente de espaguetis boloñesa con mucha, mucha salsa. Yo sola. No lo he limpiado aún, y no tiene mucha pinta de que vaya a hacerlo. Os reto a superarlo.

Saludos y ánimo hasta el jueves.

Adelaida.

2:08 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cómo que hasta el jueves, prof. harnfols?! (Debe haber algún error o la hazaña de ayer con los espaguetis le ha trastornado la cabeza... O es que nos estamos perdiendo algo de interés general...jeje?)

La fiesta TO GA, que tanto nos ha costado conseguir de nuestro querido (y sin embargo mezquino) ignatius y que tan entusiastamente pidió usted, es esta noche...

Por cierto ignatius, cómo van los preparativos? (le recuerdo que prometió servilletas para todos...)

2:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Veamos,

1) Es el jueves cuando Ignatius y putoinquilino reciben la visita de su asistenta. Por ello les deseo ánimo hasta ese momento, porque parece que lo van a necesitar en vista de su actitud.

2) TOGA: bien, no sé si puedo ir. Ya sé que me la acabo de ganar y muy gruesa, pero es que tengo a una ciudadana que me viene a casa hoyporlanoche a que le enseñe unas movidas que no pienso confesar y además no son sexuales (que si no os las contaba en el acto).

3) Ignatius no es mezquino. Sólo está un poco confuso por la convivencia con putoinquilino, nada más. O nada menos.

4) Srtaliraencuestión, el batir de sus alas malignas no deja lugar a dudas sobre su verdadera identidad. Siga ud. hostigando a Ignatius y me veré obligada a proponer otra porra, esta vez sin concesiones.

Sin más por el momento.

Adelaida.

2:46 p. m.  
Blogger Ignatius said...

me parece que no habéis acabado de pillar el asunto. Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a abandonar el territotio de la ficción y voy a hollar (como Gandalf) la crónica periodística más cruda y realista:

El jueves pasado no eran dos cucharillas las que habían sobrevivido al devenir semanal, sino que habían sido seis. ¿Qué hice? A la hora de escribir el post, las reduje a dos para causar un mayor efecto dramático, y en aquella temprana mañana, después de mi nesquick (el puto colacao es un paquete (y se cae siempre)), cogí las cinco limpias y las introduje en los detritus de la olla a presión.

Con esta descarnada confesión, espero que haya quedado claro que sólo quería putear a el puto inquilino y, lo más importante, que esto me hizo sentir mejor el resto del día.

Adelaida, Adelaida, por muy gruesa que sea su ciudadana, teniendo en cuenta su género, sabe que sería más que bienvenida a la fiesta TO GA que ha organizado usté en mi casa. No sé como calificar su ausencia, así que no la califico...

Srta Lira, cuanto la he echado de menos! (en el chat, conste). Buena idea lo de ir a ver a Joselyn, lo malo es que ya lo he hecho y, no sólo no ha olvidado mi rápida inspección de su escote, sino que el otro día la hice aguantar los bufidos de una cola de tres mil cacatúas, porque había olvidado la sal cuando llené el carrito de la compra. Nuestro amor está cada vez más complicado.

7:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Creo que era araña el que iba a acabar con todas las existencias de scottex de la casa blanca en caso de penalty satisfactorio de Torres, aunque si al final se ha celebrado la Toga Party entonces no habrá sido necesario (aunque sí algo pringoso). Creo que para la próxima vez que les vea ya habré desencriptado algún nick más y podré felicitar al sujeto en cuestión.
Gratius Ignatius: confiar a Raúl el dar a las servilletas el uso que merecen puede provocar la quiebra de la industria papelera, que tanto contribuye a la prosperidad de este país. Sólo puedo decirle que su patriotismo queda en entredicho.
Y por último no olviden supermineralizarse y echar a su bolso el transportador de ángulos.
Insisto en el pronto retorno de los cds de Vaya Semanita...sólo el Pelanas podrá ayudarme a aguantar otra semana.

11:53 p. m.  
Blogger Ignatius said...

queridísima aspirante, que sepas que ya he hablado con tu futuro yerno, y hemos puesto la cosa en marcha.

Por otro lado, le confirmo que mi patriotismo se mueve entre la nulidad y el cero absoluto. Esto no es óbice para ser un acriteriado y confiar en la victoria de nuestra selección y en el pichichazgo de Raul.

Item más, soy uno de los pilares que sostienen la industria papelera de este país (a pesar de los múltiples pechos que se me ofrecen), por lo que mi conciencia está más que tranquila.

En cualquier caso, es un honor su presencia en el chat (aunque su primer contacto ha sido difícil de detectar). Estudiaremos la nueva información que me envía sobre Neal Stephenson, el resucitapersonajes. Y me adhiero a su reclamación vayasemanítica (ya que, aún siendo el profeta de los chipirones, todavía no conozco al pelanas, situación que usté no podrá permitir, una vez los cdeses le sean reintegrados)

12:29 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Querida aunque desconocida aspirante, que quede claro que yo acababa con los kleenex en caso de penalty fallado por Torres o Raul, no se cunfunda usted.
De todos modos reclamo para el próximo partido los kleenex para evitar los ataques del ortho de colgnon666, que se que no se puede resisitir ante mi belleza sobrehumana.

10:25 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Araña,

Tu belleza es sobrehumana, es cierto. Por ello te conmino a medir el día que tú quieras esta semana.

YA TENGO CASA, EUNUCOSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!

Cordialmente,

Adelaida.

11:19 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Por mi, estaría bien el jueves por la tarde. Si eso hablamos.

11:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

link para ignatius

5:57 p. m.  
Blogger Ignatius said...

gracias araña (envidioso, incluso)

7:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estimado ignatius, yo asití al espectáculo arriba mencionado de varias mujeres ofreciéndole sus pechos para manosear (hasta cinco creo que conté!) y no dí crédito a su preferencia por las servilletas. Así va el país... Que sólo se forran las industrias papeleras.

7:47 p. m.  
Blogger Ignatius said...

no se confunda, mi apreciado güisquicola. En absoluto prefiero las servilletas a los pechos de las féminas. Pero, usté estuvo presente (?). El tocamiento mamario que se me ofrecía no iba a servir nada más que como material onanista. Me parece un uso noble donde los allá. Pero ya dispongo de suficientes reservas a este respecto. Y un incremento en la cantidad de estos recursos, sólo redundaría en un aumento en los beneficios de las papeleras.

10:05 p. m.  

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