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Ignatius nació en una granja en las afueras de Florín. Sus principales pasatiempos eran comer panceta y atormentar al muchacho que vivía con él: "Puto inquilino, abrillanta mi silla de montar. Quiero ver mi rostro reflejado en ella."

martes, julio 11, 2006

Alguna mentira sobre el ajo y otras divagaciones

Si me hallara en la terrible disyuntiva de tener que nombrar un lider planetario ante una inminente invasión alienígena (obviaré el porqué de la invasión, qué tipo de alienígenas, por qué es necesario un lider planetario y por qué lo tendría que escoger yo), elegiría, sin lugar a dudas a Karlos Arguiñano, cocinero, comunicador, lider de masas y guía espiritual.

Todavía recuerdo, entre estupefacto y maravillado, el día en que narró para toda España, mientras confeccionaba unas patatas a la riojana, los indudables beneficios que tenía el frigodedo para la salud de nuestros conductores, oficinistas, parapléjicos y demás seres humanos, que realizan gran parte de sus actividades habituales en la posición de sentados.

La maravilla provenía de que un prohombre de la gastronomía patria mencionara el mítico frigodedo (el helado cuyo sabor y color duraba entre 0,1 y 0,3 milisegundos (según la intensidad del sorbo)) en un programa de máxima audiencia. Y la estupefacción, del uso que el ilustre sotoministro (maravillas del diccionario) proponía para nuestro querido polo de fresa (algo así como un magnífico aliviador de esas molestas protuberancias que, según nos enseñan los siempre atentos publicistas de Hemoal, se sufren en silencio). Esto está únicamente al alcance de los grandes, pero sólo un personaje superior haría lo que hizo nuestro más célebre despensero: explicar, mediante gestos y con la habilidad de un mimo profesional, exactamente cómo obtener ese alivio.

Mis conocimientos del medio intrenético van mejorando lentamente, pero, por mucho que he buscado, no he encontrado el documento televisivo. Os dejo este a cambio, que tampoco está mal.




Y todo esto viene a colación de mi último pasatiempo vacacional. He dedicado la mañana de hoy a contar el número de recetas en que aparece el ajo en el celebérrimo "1080 recetas de cocina" de Simone Ortega.

Para los amantes de la estadística diré que en total son setecientos veinticuatro los condumios propuestos por la más ilustre escritora de nuestras fronteras en los que se sugiere el uso de nuestro querido condimento.

Esto para que no digáis que no aprovecho mis impuestas vacaciones. De hecho, el lunes me inscribí en un curso de lectura labial en italiano por correspondencia, con la intención de proponeros el divertido concurso: "¿Cuáles fueron las palabras exactas que Don Vito Materazzi regalo a nuestro, ahoramásqueridosicabe, Zinedine Zidane?". Pero, en vista del interés que ha tomado el asunto para la FIFA, he decidido abandonar el esfuerzo. Para los que os sintáis decepcionados, os dejo un divertimento, enviado por nuestro querido ideólogo malperson.

Pero, bueno, que me estoy yendo por las ramas.

CUIDAOS de falsos profetas e incluso todavía más de los verdaderos. Arguiñano ha propalado a lo largo de su etapa televisiva que el olor del ajo se quita simplemente con la sumersión de las extremidades (u otras partes corporales afectadas por el hedor liliáceo) en un chorro de agua fría, sin frotar ni secar.

MENTIRA (si alguien lo duda, que olfatee el teclado de mi ordenador). No voy a dar alternativas (creo que la única es perder las extremidades (u otras) contrayendo la lepra, pero esto no mejora el tema del olor). Sólo os digo que es MENTIRA (y me duele, que si hay alguien a quien admire más que a Zidane y Materazzi, ese es Arguiñano).

7 Comments:

Blogger Ignatius said...

Estimados miembros del chat, no sé cómo ha ocurrido, pero este post debería tener fecha del viernes 14 de julio y ser, por tanto, posterior al primer episodio de la vida sexual de Ignatius (sin cambios, por cierto). Y lo digo con conocimiento de causa, que acabo de escribirlo y es viernes 14 de julio.

7:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Después de las servilletas y las cucharillas...de lo mejorcito Ignatius. Pero es que Karlos es lo más...todavía es mítico el programa de Fuentes en que contaba cómo se hizo su primera paja. Como buen y tierno vasco se fue debajo de un manzano y, como sólo sabía que el asunto tenía que ver con pajas, se le ocurrió meterse una brizna por la misma punta...y como no era suficiente ¡darle vueltas!

6:33 p. m.  
Blogger Ignatius said...

¡Carámbanos!

9:59 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estimados todos,

A mi siempre me ha preocupado mucho la cuestión vasca. Particularmente por cuanto parece que "lo vasco" es sinónimo de "lo épico". Recordemos, por ejemplo (y seguro que me repito, pero me fascina absolutamente) ese magnífico poema vasco: "Sudor".

Piedra,
sudor,
sudor,
dolor...
Levanto la piedra y sudor...

I. Perurena

En todo caso, considerar que el prepucio es una manzana me parece una demostración de lirismo atroz que suscribo totalmente.

Por lo demás, me congratulo conmigo misma y os envío un par de cordiales finlandeses.

Adelaida.

8:49 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ya esta ud de vuelta, Profesora?

9:05 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ja ja ja... Así que mucha cabaña en medio del bosque y mucha pesca en el lago pero el Linux te deja desatender el cuidado de la kyrpä y jugar con su ordenador, eh Adelaida (besosmuchosjodíaqueandaquenoteloestaspasandotubienniná)?

Pues podrías aprovechar para contarnos qué nuevos palabros has aprendido... Jejeje.

10:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Tupakointi on hengenvaarallista.
Älä aloita.

10:58 a. m.  

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