Mismas reglas

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Ignatius nació en una granja en las afueras de Florín. Sus principales pasatiempos eran comer panceta y atormentar al muchacho que vivía con él: "Puto inquilino, abrillanta mi silla de montar. Quiero ver mi rostro reflejado en ella."

sábado, mayo 27, 2006

Joselyn

La primavera aprieta...

Ayer por la noche, me vi obligado por las circunstancias a ingerir una considerable cantidad de copas de JB-cola. Llevaba una temporada en modo vieja-gloria, lo que estaba favoreciendo a mi organismo. La ausencia de sustancias tóxicas es algo que se agradece a veces (fundamentalmente por la mañana). Pero ayer no pudo ser.

¿Culpable? La primavera. Las chicas vuelven a florecer, los escotes crecen exponencialmente, los tirantes pueblan nuestros bares y siempre podía aparecer la rubia estupenda del Tuxcla. Moraleja: copa tras copa hasta las cuatro de la mañana. No hubo gran éxito (eufemismo de ningún éxito). Las chicas no me hicieron caso, la rubia estupenda del Tuxcla no pasó por el Tuxcla y los tirantes/escotes/ydemásinstrumentosdeldemonio sólo consiguieron elevar un poco mi nivel de enfermedad. Por lo menos estaba la camarera estupenda del VO, que obtuvo el gran honor de ser la elegida para mi esforzada masturbación de madrugada.

Esta mañana me he levantado con resaca. Pero eso no ha sido lo peor. Me he despertado a las 9:44 AM. Pero eso tampoco ha sido lo peor. No me he conseguido dormir otra vez. Pero ni siquiera eso ha sido lo peor. Ante mi insomne fracaso he decidido aprovechar la mañana. Eso sí ha sido lo peor. He corregido algunos trabajos, he jugado al Ogame, he puesto una lavadora y me he ido a hacer la compra a las 13:00 porque quería (necesitaba) tomar gazpacho.

Alcosto (o Caprabo) estaba hasta el culo. Media población del planeta Tierra ha decidido hacer la compra a las trece horas en el supermercado de al lado de mi casa. Con la superioridad moral que confiere la resaca (y con mi desaliñado aspecto (no me he duchado pensando en que ya lo haré después de la siesta (tengo pánico a que este innegociable descanso también se malogre...))), me he paseado por las distintas secciones, ajeno a la batalla que suelen entablar las viejas por conseguir un puesto mejor en la pescadería/carnicería/frutería/etceteraría. Poco a poco he ido haciendo acopio de los ingredientes para el gazpacho (además de otras vituallas que no mencionaré aquí), ignorando la cruenta contienda que se desarrollaba a mi alrededor.

Pero, al llegar a la caja, la refriega era de tal intensidad que, a pesar de mi descomunal resaca, no he podido evitar verme involucrado en una escaramuza, cuyo objetivo era conseguir un mejor sitio para pagar más rápido. A pesar de mi empeño por llegar a la caja 4, me he visto arrastrado por una recua de cacatúas que, blandiendo sus chapatas, me han forzado a introducirme en la cola adyacente. Los beneficios, para estas hostiles ancianitas, eran obvios: teníamos abierto el camino para pagar en tres cajas (cinco, seis y siete). Pero me he sentido completamente desazonado.

Me explico: desde hace aproximadamente un mes, hay en Alcosto una nueva cajera estupenda (la cajera estupenda de Alcosto) y, por distintos motivos, nunca he conseguido que sea ella la que me cobre. Hoy estaba en la caja 4, con su deslumbrante y encantadora sonrisa, su mirada entre tímida y divertida y con esa luz que a veces desprenden las cajeras estupendas. El tsunami de carcamales me ha desviado de nuestro irrenunciable encuentro.

Pero no estaba todo perdido. Con firmeza me he asentado en la cola de la caja 5, situación que una ballena ha aprovechado para saltarme por encima y ganar veinte segundos en la caja 6. El orondo cetáceo humano me ha mirado victorioso por su arriesgado movimiento, pero no se ha dado cuenta de que a mí no me importaba. Mi posición de privilegio me permitía observar a la cajera estupenda de Alcosto sin perder detalle.

Y el momento definitivo ha acontecido cuando nuestras miradas se han encontrado brevemente y (me ha parecido) su sonrisa ha aumentado levemente...

Lo malo es que era el único momento en que podía vislumbrar el pin donde venía su nombre: Joselyn. Y escribo "lo malo" porque ella se ha pensado que mi intención era mirarle las tetas. Su sonrisa se ha evaporado y su furibunda expresión me hace pensar que nuestro historia de amor va a estar complicada.

El fútbol es así. Lo dejo, que todavía tengo que tender la ropa y hacer el gazpacho (mierda de resaca...)

jueves, mayo 25, 2006

perico

Uno de los días más inquietantes de mi adolescencia (y, por extensión, de mi vida) fue el 19 de julio de 1988. Andaba recorriendo mis dieciséis veranos y había una chica que, además de gustarme (personalmente), no paraba de devorarme con los ojos e, incluso (a veces), con la mirada.

La moza en cuestión se llamaba Arancha y tuvo el dudoso honor de ser la primera chica a la que besaba, en plan beso (acontecería días después, en el kilómetro cuarenta y cuatro de la N-I, o, mejor, debajo de la N-I, a la sombra de un romántico puente de la susodicha autopista, con un incomparable cielo estrellado...).

A primera vista, sospecho que se puede entender mi inquietud: adolescente de 16 tacos, virgen incluso en lo que a morreos atañía, hormonalmente normal, con una chavala de buen ver, aparentemente por la labor (de besarle (hasta entonces meta vitalmente inalcanzable)), etc.

Pero eso no supuso nada excesivamente grave. No negaré que andaba yo un poco removido por la situación, pero ese verano todo podía ocurrir. Esa estación estaba siendo mítica por otro motivo: las siestas habían desaparecido y todo era alegría, hasta que, escuchando a José María García, llegó a mis oídos la fuente de mi mayor inquietud: Perico Delgado (que estaba ganando, por fin, el tour de calle) había dado positivo en un control antidoping.

No me lo podía creer. Es cierto que el asunto Arancha me tenía un poco descolocado, pero nuestra evidente victoria en el tour me confería una confianza y una tranquilidad definitivas.

Esa tranquilidad desapareció, aunque, al final, unos días después me liaría con Arancha y Perico ganaría mi primer tour de Francia (gracias a las desavenencias entre la UCI, la organización del tour de Francia y la federación internacional (creo recordar)).

Desde ese día (y hasta ayer) estoy en contra de los controles antidoping en el ciclismo. Me toca especialmente los cojones que tengamos a Gurpegui jugando tranquilamente, mientras que a Heras se le fulmina la carrera (por no hablar de Pantani o el Chava). Los jugadores de la NBA tienen permiso para no pasar un puto control en los putos juegos olímpicos, mientras que un pobre ciclista está siendo vampirizado cada veinte segundos. No sé que hubiese sido de mí si nos llegan a mangar ese tour...

Pero todo esto cambió ayer, cuando me enteré de que habían arrestado a Manolo Saiz por temas relacionados con el dopaje. Creo que hay pocos tipos que me caigan peor que el capullo del Saiz, que osó enfrentarse a nuestro épico Indurain, así que mi cambio de parecer puede estar algo concicionado por su implicación en tan turbio asunto.

El exdirector de la ONCE es el pringado por excelencia del deporte (después de Alonso (¡controles antidoping en la fórmula uno ya!)).
Así que, desde ayer, he decidido convertirme en un talibán de la pureza en el ciclismo. ¿Qué se puede esperar de un deporte cuyo grito de guerra es: perico, perico?

¡¡CADENA PERPETUA PARA SAIZ Y MUERTE A RONALDINHO!!!

lunes, mayo 22, 2006

Que triste despertar... (ahora sí)

Bueno, hoy me he arremangado la camisa y creo que ésta es la buena.
Gran momento la inauguración del asunto blog. Además es estupendo el tema de borrar las entradas (si no fuese así, se sabría que estoy mintiendo y que este blog ya ha sido inaugurado otra vez). Pero esto es un instante importante, así que bien vale vivirlo dos veces.
Ayer (en la primera inauguración) tuve un par de problemas. El primero fue el descubrimiento de la traicionera tecla de enter de mi teclado. Tras una semana de escasa inspiración, decidí aprovechar mi resaca dominguera para dejar fluir a las musas. Me busqué un título acorde con la situación (que triste despertar) y me dispuse a dejarme llevar por el momento. Pero el momento fue más rápido que yo, ya que tecleé enter (o return (o la tecla con flecha + ángulo recto)). En lugar de verme en el recuadro donde actualmente escribo la entrada, observé el inquietante mensaje: publicando entrada.
El título era bueno y la temática prometedora, pero el resultado global era bastante escueto (por no decir escaso o nulo). Con cierta preocupación, oteé la pantalla de mi ordenador, en busca del cancelar correspondiente, pero éste no se asomó por mi monitor, por lo que tuve que conformarme con este desafortunado inicio en mi nueva era bloggera.
Rápidamente le vi el lado positivo a la historia. No sabía lo que iba a escribir, así que mi error, quizás, fuese un clásico acto fallido freudiano, que me iba brindar en bandeja de plata la excusa para teclear un sinsentido, explicando el porqué de tan aséptica entrada.
Me puse dedos a la obra y, en un santiamén, me vi con mi primera (segunda) entrada, bastante resultona y apañada para cómo habían empezado las cosas.
Pero tuve otro problema de novato (el segundo): mi codificador (esto lo supe luego) estaba en modo chino-del-sureste-de-alguna-parte-(o-lugar), por lo que mis acentos y eñes se convertían en signos de interrogación: mi absurdo galimatías era, además, ilegible.
Me pareció un comienzo esperanzador. Lo malo es que encontré (media hora más tarde) la posibilidad de eliminar entradas. De nuevo, la tecla de enter de mi ordenador actuó tajantemente ante mi leve pulsación. Mis dos primeras entradas fueron eliminadas (y no ha habido manera de recuperarlas).
Pero dejemos el pesimismo para tiempos mejores: ya tenía excusa (doble con queso en este caso) para comenzar esta andadura.
Así que, aquí estamos al fin. En breve, seguiremos informando.

ecoestadistica.com